Y de pronto, todo es material todo es ficticio...
Se podría resumir que mi vida en estos momentos se divide en lo material y en lo ficticio. En la calle, todo son apariencias, lo que transmites a los demás, la ropa que llevas, los gestos, el trato con la gente... pero en pocas cosas puedo mostrarme como soy, soy demasiado visceral, en mi interior las cosas que realmente tienen importancia son difíciles de sacar y para la mayoría de la gente sería díficil empatizar conmigo porque no son como yo. Ellos pasan página rápido, eso es algo que yo no he aprendido a hacer. En la calle todo es material. Cada vez me miro mas al espejo, me saco mas defectos, me importa mas mi fisico, mi apariencia, la ropa que llevo, los zapatos que calzo y la colonia que uso. Sin darme cuenta, me convierto poco a poco en lo que siempre he odiado en la gente. Esas raras ganas de aparentar. Al fin y al cabo, uno no es la ropa que usa, ni las palabras que dice (muchas veces) pero entiendo que no todo el mundo quiera gastar tiempo en eso. De hecho, ni yo mismo lo hago muchas veces.
Lo malo de los disfraces, es que no los puedes usar para siempre. Alguna vez termina en el armario y es entonces cuando sale la esencia, te enganchas al ordenador un miercoles cualquiera y te da por escribir en tu blog sobre tus pensamientos. Sobre lo que echas de menos y lo que sientes. A las dos de la mañana...
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agarcia -